(El Artículo original fue publicado por primera vez en el “Boletín Informativo” de la Asociación Cultural “Amigos de San Román de Cameros”, Nº 60, julio de 2004, pp. 12-17).
PREVISIONES
METEOROLÓGICAS:
DE LAS TÉMPORAS Y
LAS CABAÑUELAS
AL SATÉLITE METEOSAT
AL SATÉLITE METEOSAT
No hay lugar a dudas sobre qué es
lo más importante de los informativos televisados para los habitantes del
campo: “el tiempo”. Todo el mundo sabe o se preocupa por saber qué tiempo hará
mañana; el resto del noticiario no suele incluir prácticamente nada próximo,
pues los tentáculos de la industrialización oprimen la vida cotidiana hasta tal
punto, que queda completamente alejada del mundo rural. En este sentido, no
entraré aquí en lo que los bustos parlantes de la Televisión consideran “buen”
o “mal tiempo”, pues seguro que contrasta sobremanera con el parecer del
olvidado hombre de campo.
Hoy en día disponemos del Satélite
Meteosat, que cual “Gran Hermano” espacial vigila, escruta y analiza múltiples
aspectos de “nuestro” Planeta Tierra. Entre ellos está la observación de “el
tiempo”. Mas no es todo lo preciso que desearíamos, pues la complejidad de cálculos
a realizar es tal, que se evidencia el surgimiento del caos, la impredicibilidad,
lo menos pensado, lo que nos pilla de improviso y que casualmente siempre
coincide cuando tienes la guardia baja, “cuando menos te lo esperas”.
Pero la culpa no es de “el hombre
del tiempo”, que si ayer casi nos vaticina las vacaciones de nuestra vida para
la Semana Santa, con la que está cayendo hoy resulta que el fallo ha sido de
los cálculos del ordenador. Es en esos casos cuando te das cuenta de la
realidad, de que la predicción del tiempo no es infalible, sino aproximativa,
puro cálculo de probabilidades.
“Efectos colaterales” de los “riesgos no calculados”
tras la riada del Leza a su paso por Velilla.
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La velocidad del superordenador
que realiza los cálculos se mide en megaflops, un millón de operaciones
aritméticas por segundo. El que predice el tiempo de Europa, que está en el
Reino Unido, tiene una velocidad de 800 megaflops, y predice el tiempo
de diez días en apenas media hora; resulta curioso que mega sea grande,
y flop fallo.
De este aspecto de la
imposibilidad de predecir con certeza tanto “el tiempo” en este caso, como lo
que nos propongamos en la Tierra, como sistema aparentemente periódico[1],
tenemos conocimiento desde 1963 por el matemático Edgard Lorenz, padre del “efecto
mariposa” representativo de la Teoría del Caos, cuya explicación más conocida
viene a decir una exageración tal como que el aleteo de una mariposa en un
punto indeterminado del Planeta puede provocar una catástrofe imprevista en
Velilla (7).
El “efecto mariposa” recibe su nombre por la similitud de la representación del “atractor extraño” de Lorenz con este insecto (7). |
Recreación artística del “pintor de lo imposible”, M.C.Escher (3)
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¿Y cómo era la predicción de “el
tiempo” sin Superordenadores ni Meteosat?
Poca es la información que tenemos acerca de las tradicionales fórmulas
de predicción meteorológica. Acercaremos aquí dos métodos que todavía perduran:
el de las “Témporas” de Jacinto Sagarna, “el pastor del Gorbea” (La Rioja), que
colaboró en El Correo Español y Radio Vitoria (1) y las “Cabañuelas” de Manuel
Plaza (Mora de Toledo, Toledo) colaborador de César Lumbreras en el programa de
radio “AgroPopular”(6).
Se trata de dos métodos de
analizar “el astro” que evidentemente se realizan con los pies en la tierra y
que tienen en común la observación en Tiempo Universal, el Solar –dos horas
menos del reloj- (6), así como la necesidad de dedicar tiempo a la observación
y la anotación sin olvidar la perseverancia, admitiendo la dificultad desde el
principio para ir aprendiendo por la experiencia y los fracasos. Como no podía
ser de otra manera, ni que decir tiene que ninguno de los dos están
considerados “métodos científicos”. Tampoco es momento ni lugar para discutir
qué es lo que los autodenominados científicos consideran o no “método científico”.
Jacinto Sagarna, “el pastor del Gorbea”, vive retirado en Tudelilla y lleva observando las témporas, el vuelo de los pájaros y las nubes para predecir el tiempo desde joven. En el monte, de pastor, se fijaba en el rebaño; si se encogía era mala señal pues es síntoma de venir grandes lluvias. Mucho podrían contarnos los pastores y ganaderos de lo que pueden llegar a barruntar los animales. “Cuando canta el mochuelo se moja el suelo”. Lo fundamental del método reside en la observación de las 4 témporas y las fases de la luna (2). Las 4 témporas son momentos fijos en el calendario desde los romanos y que luego asimilaría la Iglesia.
Jacinto Sagarna, “el pastor del Gorbea”, vive retirado en Tudelilla y lleva observando las témporas, el vuelo de los pájaros y las nubes para predecir el tiempo desde joven. En el monte, de pastor, se fijaba en el rebaño; si se encogía era mala señal pues es síntoma de venir grandes lluvias. Mucho podrían contarnos los pastores y ganaderos de lo que pueden llegar a barruntar los animales. “Cuando canta el mochuelo se moja el suelo”. Lo fundamental del método reside en la observación de las 4 témporas y las fases de la luna (2). Las 4 témporas son momentos fijos en el calendario desde los romanos y que luego asimilaría la Iglesia.
“No hay que olvidar que la Semana
Santa tiene que ser en luna llena. Las témporas en tres días: Miércoles,
Viernes y Sábado. Se celebran las primeras en la 1ª semana de Cuaresma después
del primer Domingo de Cuaresma, 40, 38 y 37 días antes del Domingo de Pascua de
Resurrección, ambos inclusive. Las segundas en la semana entre el Domingo de
Pascua de Pentecostés y el Domingo de la Santísima Trinidad, 53, 55 y 56 días
después del Domingo de Resurrección ambos inclusive. Las terceras y cuartas son
similares. Como el Adviento comienza el primer Domingo después del 26 de
noviembre y son cuatro domingos, las témporas corresponderán en la semana entre
el tercer y cuarto domingos, es decir, en diciembre, y oscilarán entre el 14,
16 y 17 y el 20, 22 y 23, y en septiembre los mismos días que en diciembre,
excepto cuando sea miércoles el día 14. (…) Cuando en septiembre y diciembre el
14, 16 y 17 sean miércoles, viernes y sábado, en septiembre hay que retrasar
una semana, al 21, 23 y 24” (1).
Por su parte, el método que sigue
Manuel Plaza son las “Cabañuelas”, tradicionales en las zonas de trilla por la
observación del aventado, ya que comienzan el 1 de agosto y completadas con las
“Retorneras” terminan el 25, ambos inclusive. Las Cabañuelas se definen como “fenómeno
climatológico muy rápido y variado que se produce en el firmamento desde el 1
al 13 de agosto, ambos inclusive, todos los años y que después encaja
perfectamente en los doce meses del año siguiente. (…) A las Cabañuelas siguen
las Retorneras a la inversa desde el 14 hasta el 25, siendo estas últimas
complemento de todo el conjunto” (6). El 1 de agosto es lo que se llama “Juicio
Universal” para todo el año. Manuel aconseja ir al punto más alto de la región
y ayudado de veleta anotar todos los acontecimientos del firmamento, ajustando
las 24 horas de cada día a los días del mes en cuestión.
“Entre
Caribdis y Scila” (5)
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Vemos, pues, que el conocimiento,
tanto ayer como hoy, ayudados de los instrumentos de que dispongamos a mano en
cada caso, siempre navega entre el remolino Caribdis y los rompientes del acantilado
de Scila (5), como sucede normalmente respecto a las previsiones meteorológicas
que es lo que nos preocupa en este caso, eso sí, sobre todo cuando éstas no se
cumplen…
Francisco Javier García Pérez
Bibliografía
comentada
(1)
Barco, Emilio, “Jacinto Sagarna, el pastor del Gorbea”, en “Piedra de Rayo”, Nº
9, junio 2003, pp. 54 – 61, ed. Sapozabal, Logroño, 2003. “Piedra de Rayo” es
la única revista existente en La Rioja que apuesta por los temas etnográficos
de esta región, aunque al no ser políticamente correcta de acuerdo con los cánones
políticos dominantes, le ha salido competidora política...
(2)
Gros, Michel y Vermot-Desroches, Noel, Calendario Lunar 2004. Para el huerto
y el jardín ecológicos y para tu salud, Artús Porta Manresa, Tarragona,
2004. Calendario de edición anual en el que se encuentran múltiples consejos
sobre la tierra a modo de almanaque.
(3) Hofstadter, Douglas R., Gödel,
Escher, Bach. Un Eterno y Grácil
Bucle, Tusquets, Barcelona, 1995, p.
165. Aquiles y la tortuga emprenden un interesante viaje. ¿Dónde llegarán?
(4)
Lledó, Joaquín, Calendarios y Medidas del Tiempo, ed. Acento, Madrid,
1999. Pequeña guía de calendarios, desde los egipcios a las explicaciones de
las excentricidades más singulares de la Tierra en su viaje de rotación y
traslación.
(5)
Maturana, Humberto y Varela, Francisco, El árbol del conocimiento,
Debate, Madrid, 1996, p. 115. Dos autores imprescindibles del Constructivismo,
para quienes su tesis fundamental es que “conocer es hacer”.
(6)
Plaza García, Manuel, Cabañuelas, ed. Manuel Plaza García, Toledo, 1988.
El método de las Cabañuelas al descubierto y con todas sus curiosidades.
(7)
Stewart, Ian, ¿Juega Dios a los dados? La nueva matemática del caos, ed.
Grijalbo, Barcelona, 1991. Un paseo por la historia de la matemática del caos y
sus entresijos.
[1] Cuando se dice que la Tierra es un sistema aparentemente
periódico se hace referencia a la precesión de los equinoccios. Digamos
que la Tierra gira sobre su eje como una peonza, por lo que describe un cono de
eje perpendicular al plano de la eclíptica que provoca que vuelva a la misma
posición cada 26.000 años (4).