PIEDRAS MÁGICAS
- EMPEDRADOS CON GEOMETRÍA SAGRADA EN SAN ROMÁN DE CAMEROS -
(García Pérez, Francisco Javier, "PIEDRAS MÁGICAS. Empedrados con Geometría Sagrada en San Román de Cameros", Artículo publicado en la Revista de Cultura Popular Riojana "Piedra de Rayo", Nº. 40, mayo de 2012).
Foto 1: Fuente de la Plaza del Olmo (San Román de Cameros) Inscrita en un Círculo que contiene un Cuadrado Padre y un Cuadrado Madre que señala al Norte Energético de la Tierra
Si hay un pueblo serrano al que admirar por la conservación de su arquitectura tradicional, éste es San Román de Cameros. De ello no cabe duda al observar el conjunto que forman sus casas con sus calles y plazas, que poco a poco se van volviendo a empedrar para recuperar su aspecto original. Y es que, uno de los principales valores vernáculos con los que cuentan los pueblos serranos de nuestra geografía riojana son sus calles empedradas. En esta hermosa Villa, en el corazón de la Sierra del Camero Viejo, nos encontramos, además, con que algunos de sus nuevos empedrados esconden en el interior de la representación de sus formas artísticas misteriosos enigmas de Geometría Sagrada. Estos misterios, que en la antigüedad estaban exclusivamente reservados a lugares de culto religioso, en San Román aterrizan a la dimensión de lo humano. Desde aquí desvelamos los entresijos de la ruta de sus empedrados generados con “Geometría Sagrada”, para adentrarnos en ellos observándolos a vista de pájaro.
Foto : Detalle del círculo de la fuente de la Plaza del Olmo de San Román
- Orden a partir del caos -
Se puede asegurar sin lugar a dudas que empedrar es un oficio en peligro de extinción. Y es que, el trabajo de empedrador es duro, pues hay que tener en cuenta que se trabaja a la intemperie, a merced del tiempo, ya sea invierno o verano. Para añadir un poco de chanza en torno a lo ingrato de semejante labor, tampoco está de más que recordemos que antaño en la Sierra, para mandarle a uno diplomáticamente “a la mierda” por molesto, se le espetaba con un “anda, majo ¿por qué no te vas a coger cantos al río?”.
Bromas aparte, y metiéndonos en labor, la base de un empedrado reside en generar orden artístico a partir de un caos de piedras. De la misma manera que “un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”, una piedra no hace empedrado... La fábrica de un empedrado requiere sensibilidad y templanza en cada uno de los pasos del proceso. Éste comienza con la visita y observación del lugar en el que se va a llevar a cabo la obra. A partir de ahí, se prepara un planteamiento sobre el plano de los motivos artísticos que se van a desarrollar. Pero el plano y la realidad no suelen tener nada que ver.
Foto : Detalle del relleno del empedrado en seco en el círculo central de la Rosa de los Vientos
Dimensionada la obra, comienza la selección de los cantos rodados procedentes de los lechos de los ríos. Ésta es, sin duda, una penosa y dura vendimia a través de un caótico mar de piedras; en el caso de San Román, se lleva a cabo a lo largo y ancho del cauce del río Leza. La calidad y cantidad de piedra mejoran en función de lo revuelto que haya andado el río por los rápidos generados por los deshielos y las trombas de agua que pueden caer en cualquier estación… aunque a veces hay que esperar largas temporadas. No todas las piedras valen: la forma, el tamaño, la profundidad y la textura de cada piedra son fundamentales a la hora de elegir. Una vez seleccionada toda la piedra, se replantea la obra in situ, teniendo muy en cuenta que lo más importante, en definitiva, es la evacuación de las aguas de lluvia, que nunca deben invadir las viviendas.
Foto : Fábrica del empedrado de la Plaza del Olmo en San Román
Tras el replanteo de la zona, comienza el alistonamiento de las líneas maestras que aportan la base del motivo artístico. Posteriormente, entre listón y listón, se rellena de mortero sobre el que se asentarán las piedras, siempre hincadas y siempre pegando unas con otras en mata junta, para evitar líneas de ruptura, esto es, como si de un muro se tratase, pero sobre el suelo. Como dirían los viejos maestros serranos en el arte del mampuesto, José (q.e.p.d.) y Miguel “una sobre dos, y todas a tizón”. Cada hilada así creada se macea con la ayuda de un madero para mantener el nivel establecido por las líneas maestras de los listones. Cada piedra muestra su mejor cara, la más lisa, y el resultado del conjunto debe ser lo más llano posible para no entorpecer el paso del viandante. El trabajo se realiza de abajo hacia arriba y normalmente de rodillas, dando los empedradores el aspecto de ser auténticos penitentes.
Foto 3: Detalle de la sinusoidal formada entre los círculos de la Plaza del Olmo.
Una vez rellenado todo el espacio de piedras, se revisa todo el empedrado para que no quede ninguna piedra suelta y se procede a lechar todo el pavimento con mortero en seco, rellenando todas las juntas entre las piedras y barriéndolo cuidadosamente, sólo superficialmente, para que sólo se vea la parte somera de cada piedra. Finalmente, se hidrata con agua todo el empedrado mediante una sulfatadora, humedeciendo cada piedra con una lluvia muy fina para que queden todas limpias de mortero en su cara vista.
Foto 5: Laberinto de Sanación. Cara Oeste de la Iglesia de San Esteban de Soto en Cameros
- Geometría Sagrada -
Desde los orígenes de la humanidad han existido personas con una capacidad especial para detectar distintos tipos de energías emergentes de La Madre Tierra. De su poder y capacidad se han aprovechado las diversas ideologías religiosas dominantes a través de las distintas Civilizaciones a lo largo de la historia. Se trata de los conocidos como zahoríes. Su capacidad personal no reside sólo en detectar pozos de agua, motivo por el que son más conocidos, sino que además han posibilitado desde la ubicación y orientación de las pirámides de Egipto a los misterios de los Incas, Aztecas y Mayas, pasando por las piedras célticas de Stonehenge o la situación de las catedrales e incluso de las iglesias en nuestros pueblos. La explicación de su sentido procede de lo que se ha denominado Arquitectura Sagrada. Ahora, bien, todo gira en torno a los cuatro elementos: Tierra, Aire, Agua y Fuego, todos ellos generadores de flujos de energía. Y, por supuesto, la piedra, materia noble por ser tierra, también posee su flujo de energía.
Foto 6: Espectacular empedrado del interior de la Ermita del Crucero de Enciso
De acuerdo con estos cánones, tradicionalmente, para empedrar las calles se han utilizado los clásicos motivos repetitivos, tales como los basados en paralelas y espigados, formando monótonos pasillos para facilitar el paso de carruajes. Por otro lado, para los portales de la nobleza y los lugares de culto, se han utilizado los motivos más sofisticados, -de entre los que en La Rioja destaca sobre todos el espectacular empedrado del interior de la Ermita de la Concepción del Crucero de Enciso (foto 6)-, o los “laberintos de sanación”, -como el que se puede observar en la cara oeste de la iglesia parroquial de San Esteban en Soto en Cameros- (foto 5).
Foto 4:Círculo de la Rosa de los Vientos en la confluencia de la Plaza del Olmo con la Callee D. Francisco Martínez Cabezón
Pero del mismo modo que de la ciencia clásica basada en la lógica cartesiana de la certidumbre se está pasando a la ciencia no clásica de la sorpresa ante la incertidumbre y la imprevisibilidad, los empedrados también pueden reinventarse para sorprendernos. De este modo, los nuevos empedrados de San Román ofrecen un motivo más de sorpresa tanto para los habitantes del pueblo como para los visitantes. Paseando por sus calles no sólo se pueden admirar fachadas y detalles arquitectónicos al elevar la vista, sino que también llama la atención el suelo que se pisa, al marcar la diferencia por los grandes dibujos que aparecen en el pavimento, algunos de ellos de apariencia extraña, de círculos que se cruzan con cuadrados. El conjunto se completa con los felpudos de las entradas de las casas, fabricados con pequeñas piedras de colores y decorados con motivos naturales. Todo ello tiene su explicación, pues procede de la Geometría Sagrada.
Foto 7: Rosetón de cuatro pétalos representando los Cuatro Elementos
- La “Plaza del Olmo” -
Para la fábrica del empedrado de la “Plaza del Olmo” o “Plaza de la fuente”, realizado en 2007, el Ayuntamiento de San Román quería conservar la posición de la fuente instalada en los años setenta, para ubicar en su lugar una nueva de las mismas características, pero de piedra, y unirla con la Calle de D. Francisco Martínez Cabezón con el fin de evitar la sensación de parecer ser dos calles que se cruzan (fotos 2 y 3). El lugar era tradicionalmente conocido por ser la antigua plaza del mercado, centro neurálgico del pueblo.
Foto 2: Detalle de la fábrica del empedrado de la Plaza del Olmo en San Román
La solución que se dio para ello por parte de los empedradores con la ayuda de un zahorí para armonizar el espacio, fue la de establecer tres puntos circulares, desde los que surgían una serie de 48 rayos como si de unos enormes soles se tratase, y que al empedrarse dieran la sensación de crear múltiples círculos, unidos en sus intersecciones por otros círculos sinusoidales. Inesperadamente, surgió el ciclo de Fibonacci (cfr.Nota), al dar el aspecto desde el aire de ser unas enormes caracolas, surgidas de establecer una plaza a partir de dos calles por medio de tres círculos. Finalmente, y casualmente, el empedrado de la plaza se basó completamente en Fi, (g) conocido como el número mágico o número áureo (g = 1,62 m. aproximadamente).
Los tres círculos de la Plaza del Olmo y la calle de D. Francisco Martínez Cabezón para convertirse en una sóla Plaza.
De este modo, el centro del círculo principal de la plaza correspondería a la fuente, -también diseñada con Geometría Sagrada- flujo de energía que emerge hacia el cielo, y que se dedicó a la Madre Tierra; dicho círculo se complementa con otro círculo concéntrico mayor, que contiene un “cuadrado Padre” y un "cuadrado Madre”, dominando éste sobre el anterior y orientado al Norte Energético de la Tierra (una gran piedra caliza azul a él señala) (foto 1); en el segundo círculo, en la intersección de la calle y la plaza, se ubicó una rosa de los vientos con el norte magnético en piedras rojas (foto 4); y en el último círculo, al final de la calle, se realizó un rosetón de cuatro pétalos espigados, representando los cuatro elementos (foto 7).
Foto: Calle de acceso al Barrio de Cantarranas con los tradicionales pasillos y divisiones entre ellos.
- Barrio de “Cantarranas” -
Avanzando de frente desde la Plaza del Olmo, nos adentramos en el barrio de “Cantarranas”. Este empedrado, realizado en 2010, llega hasta el antiguo lavadero y también está basado en Geometría Sagrada. La calle se divide en cinco pasillos, uno central y dos laterales. El pasillo central representa el nivel de lo humano, los laterales a éste el de los carruajes, y las aceras a los edificios. El pasillo central posee divisiones cada 1,48 m. y cada cinco divisiones una franja atraviesa la calle de lado a lado, resultando tres en total. En esta calle, dos felpudos en la entrada de las casas representan, uno la espiral del Ciclo de Fibonacci y el otro un fractal del copo de nieve. De este modo, la teoría del caos está servida.
Foto 8: Plaza de acceso al barrio de Cantarranas con los Círculos inscritos en los Rectángulos Solsticial y Equinoccial
Foto : Vista desde lo alto de la Plaza de Cantarranas
Una vez llegamos a la plaza que da paso a la subida de la calle Cantarranas, nos encontramos con un nuevo gran dibujo que consta de dos rectángulos y cuatro círculos que se entrecruzan, y un tercer felpudo decorativo representando al sol y a la luna en conjunción. La explicación de todo ello es que la plaza está enfocada a la representación de los ejes solsticial y equinoccial tanto del sol como de la luna (foto 8). Un último felpudo en una puerta representa un laberinto de incertidumbre, ya que no posee ni principio ni fin.
Foto 9: Subida al barrio de Cantarranas y Plaza de Cantarranas (San Román)
Continuando la subida a “Cantarranas“, tras atravesar una calle de cuatro típicos pasillos armonizados por cinco divisiones, nos topamos con otra plaza con cinco círculos concéntricos. Parece como si alguien hubiera tirado una piedra en un manso pozo de agua, pero hecho con piedras. Aquí la energía invita a la introspección, ya que es al nivel de lo personal, de modo que de fuera hacia adentro, a medida que nos acercamos al centro, los espacios creados por estos círculos afectan a la tierra, al cuerpo, la mente, y, finalmente, al espíritu (foto 9).
Foto 10: Lavadero de las Callejas (San Román)
Este curioso paseo de Geometría Sagrada por San Román culmina en el remodelado lavadero de las callejas, (foto 10) cuyo empedrado está basado también en una serie de cinco círculos concéntricos que vuelven a invitarnos a la introspección personal... sobre todo si nos acompaña el tranquilizante sonido del sobradero del regadío pasando por allí… como también sucede en el nuevo espacio de descanso creado junto al lavadero de “la recua”, al otro extremo del pueblo (foto 11).
Foto 11: Aspecto del remodelado lavadero del Chorrote (San Román)
Ahora, bien, si el último esfuerzo de San Román a la hora de remodelar sus pavimentos ha consistido en soterrar el cableado eléctrico para evitar en el futuro la horripilante sensación visual de cables colgantes por doquier, la polémica ha surgido también en torno al tráfico rodado, ya que es la causa fundamental del deterioro de los empedrados. Así, se plantea la tesitura de que para poder disfrutar en su máximo esplendor tanto de los empedrados como del pueblo en general, la solución sería que no se permitiera el estacionamiento de vehículos, como sucede en muchos cascos históricos de pueblos y ciudades de parecido y marcado carácter histórico de nuestra geografía europea… pero, al mentar esta bicha, estoy seguro de que más de uno me invita amablemente a ir “a por cantos al río“…
Detalle del círculo central de la Plaza de Cantarranas
Felpudos decorativos representando el Ciclo de Fibonacci y el Fractal de un Copo de Nieve en Cantarranas
Felpudos decorativos representando un laberinto sin fin y La Luna y el Sol en Cantarranas
Fotografías: Óscar Santolaya Lasanta, Eduardo Martínez Lázaro, Samuel Giró Freije y Francisco Javier García Pérez.
(Nota) El “Ciclo de Fibonacci” es conocido sobre todo por ser la representación de la caracola. Se genera en el plano dividiéndolo en cuatro cuadrantes y, en el sentido contrario a las agujas del reloj, se ubica cada punto en cada eje. Así, se parte como punto inicial de 0, siendo el segundo punto la unidad elegida, y los siguientes puntos se generan sumando los dos puntos anteriores. Así, el Ciclo resultante es: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, … Ahora, bien, nos sorprenderíamos si supiéramos cuántos aspectos de la Naturaleza y el Cosmos están basados en este curioso ciclo, desde el cuerpo humano hasta la estructura de una colmena o los satélites de los Planetas de nuestro Sistema Solar.